¿Te dijeron en un ultrasonido que tienes “hígado graso” y no sabes qué significa? ¿Te sientes bien, pero el examen mostró algo que te preocupa?
Respira profundo. No estás solo.
Cada vez más personas en Guatemala reciben este diagnóstico, y lo mejor que puedes hacer es informarte y actuar a tiempo.
En este artículo te explico qué es el hígado graso, por qué aparece, cómo puedes tratarlo con cambios naturales y cuándo deberías consultar con un médico internista.
¿Qué es el hígado graso y por qué ocurre?
El hígado graso, también llamado esteatosis hepática, es una condición en la que se acumula grasa dentro de las células del hígado. Aunque tener un poco de grasa en el hígado es normal, cuando supera el 5% del peso total del órgano se considera un problema de salud.
Existen dos tipos:
- Hígado graso no alcohólico (NAFLD): No está relacionado con el consumo de alcohol y es el más común.
- Hígado graso alcohólico: Relacionado con consumo excesivo de bebidas alcohólicas.
La mayoría de casos en Guatemala se deben al primer tipo. En palabras simples, es un reflejo de lo que está pasando en tu cuerpo: mala alimentación, sedentarismo, obesidad o incluso estrés metabólico.

¿Es lo mismo que esteatosis hepática?
Sí. “Esteatosis hepática” es el nombre médico formal, mientras que “hígado graso” es la forma más popular de decirlo. Ambos significan lo mismo: acumulación anormal de grasa en el hígado.
Causas comunes en Guatemala
En nuestro contexto, las causas más frecuentes del hígado graso incluyen:
- Alimentación alta en grasas, frituras, pan dulce, gaseosas y comida rápida
- Sedentarismo (vida muy pasiva, poco ejercicio)
- Sobrepeso u obesidad (especialmente abdominal)
- Diabetes tipo 2 o prediabetes
- Colesterol o triglicéridos elevados
- Hipotiroidismo (baja función de la tiroides)
- Uso prolongado de ciertos medicamentos
- Estrés crónico y malos hábitos de sueño
La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, el hígado graso es reversible si se detecta a tiempo y haces los cambios adecuados.
Síntomas más frecuentes del hígado graso
Muchas personas tienen hígado graso sin presentar síntomas evidentes. A menudo, se descubre por casualidad en un ultrasonido de rutina o en análisis de sangre.
Sin embargo, cuando hay señales, pueden incluir:
- Sensación de pesadez o molestia en la parte superior derecha del abdomen
- Cansancio o fatiga crónica
- Inflamación abdominal leve (hinchazón)
- Náuseas o pérdida del apetito
- Elevación de las enzimas hepáticas en sangre
¿Qué señales aparecen en la piel?
Algunos pacientes reportan:
- Manchas oscuras en el cuello, axilas o codos (acantosis nigricans), relacionadas con resistencia a la insulina
- Granitos o acné más persistente
- Piel más grasa o sudoración excesiva
Estos no siempre se presentan, pero si los notas junto con otros síntomas digestivos, vale la pena una evaluación médica.
¿Cómo se limpia el hígado graso de forma natural?
Si recibiste este diagnóstico y te preguntas cómo “limpiar tu hígado”, aquí te explico qué funciona realmente. No necesitas productos milagrosos, solo un plan sostenido con pequeños cambios diarios.
Cambios en la alimentación
- Elimina el azúcar añadido: gaseosas, jugos artificiales, pan dulce, cereales azucarados.
- Reduce grasas saturadas: evita embutidos, mayonesa, mantequilla y frituras.
- Come más verduras y frutas frescas: especialmente espinaca, brócoli, remolacha, zanahoria, papaya y manzana.
- Incluye grasas buenas: como aguacate, aceite de oliva, almendras y pescados como el atún o la sardina.
- Toma suficiente agua y evita el alcohol por completo. Aunque tu caso no sea alcohólico, el hígado necesita descanso para regenerarse.
Ejercicio, descanso y control del estrés
- Haz al menos 30 minutos de caminata diaria. No necesitas gimnasio, solo constancia.
- Duerme bien: El hígado realiza funciones clave durante el descanso nocturno.
- Disminuye el estrés: El estrés crónico empeora la resistencia a la insulina. Practica respiración, yoga o actividades que te relajen.
¿Qué pastillas o suplementos ayudan?
- Silimarina (cardo mariano): Tiene efectos protectores para el hígado, pero debe tomarse bajo supervisión médica.
- Vitamina E: En algunos casos seleccionados puede usarse, pero tiene contraindicaciones.
- Inositol, omega 3 o probióticos también podrían ser recomendados.
Evita comprar productos “detox” sin respaldo médico. Algunos pueden empeorar el hígado o causar efectos secundarios. Siempre consulta antes con un médico internista.

Tratamiento médico y cuándo consultar
¿Qué exámenes se usan para el diagnóstico?
- Ultrasonido abdominal: Detecta el exceso de grasa en el hígado.
- Pruebas de sangre (función hepática): Enzimas como ALT, AST, GGT.
- Perfil de lípidos y glucosa: Para evaluar triglicéridos, colesterol y riesgo de diabetes.
- Fibroscan o elastografía hepática: En centros especializados, mide si ya hay fibrosis o daño más avanzado.
¿Cuándo puede volverse grave (grado 2 o más)?
Cuando el hígado graso evoluciona sin tratamiento, puede avanzar a:
- Hígado graso grado 2: Mayor acumulación de grasa, con inflamación.
- Grado 3 o esteatohepatitis no alcohólica (NASH): Riesgo de fibrosis, cirrosis o incluso cáncer hepático a largo plazo.
Por eso es fundamental actuar a tiempo, incluso si no tienes síntomas.
Atención con un médico internista
Un médico internista es quien puede evaluar tu caso de forma integral: revisar tus exámenes, síntomas, peso, dieta y estilo de vida. No se trata solo del hígado, sino de cómo está funcionando todo tu metabolismo.
El internista también coordina con nutricionistas y otros especialistas si hace falta, para ayudarte a mejorar por completo.